Esa Noche Ella Se Fue


Esa noche ella se fue; murió, 
dejo de existir, se olvido de respirar. 
Dejo de patear, de llorar, dejo de gritar, 
dejo de masturbarse bajo la ducha 
y de leer revistas de los años 80. 
Dejo una taza de té fría, 
una canilla traidora, 
una heladera vencida con las notas del mercado. 
Dejo las aspas de un ventilador de techo girando en falso 
y creyendo ser relojería suiza, imperfecta pero vívida.
Nada, nadie, nunca, ninguno. Todo un porque, todo un quizás, 
todo un tal vez, pero si alguien la recuerda ese no soy yo.