Acá
te espero,
tomando café negro
y fumando cigarrillos marca muerte.
Mi estómago
es un campo de batalla
en donde huestes infernales se debaten los
dominios.
Me
retuerzo con dignidad,
si tal cosa en realidad existe.
Me retuerzo con
elegancia, si hay elegancia en el dolor.
Afuera
llueve, pero es la lluvia equivocada.
Más
café y otro cigarrillo.
No hay más que hacer al respecto.
Las agujas giran en
falso y la puta sinfonía del desencuentro.
¿A
donde estas? ¿A donde estoy?
Sigo
esperando con mis fasos marca muerte.
Acá no estas. Acá no estoy.